Nueva Fascinación

jueves, enero 06, 2005

Se rompen los vasos.

Todos los vidrios rotos están en el piso.

Se destruyen vidas, sistemas, creencias, sociedades, familias, personas, todo.

La gente se aferra, se aferra, se aferra y cree que será asi por siempre, pues no quiere pensar en las pérdidas que ocurrirán invariablemente y eso hace que nadie tenga preparada una salida alternativa.

Si no es imposible, es extremadamente difícil encontrar un ser humano al que algo a lo que se aferre no se modifique (o desaparezca) abrupta y negativamente. En un segundo la estabilidad y el equilibrio desaparecen para dejar pasar a la veradadera persona... en la mayoria de los casos incapacitada casi totalmente.

Es lindo aferrarse a algo, pero además convendría darse cuenta de la fragilidad de todo.


Cuando rompí el vaso fue sin querer, porque algo más se rompía.